- La estrategia del banco central es hacer que los ahorradores sean pasivos y con poca tolerancia al riesgo para pagar la crisis. Quizás aquí comencemos a comprender por qué están subiendo los mercados.
Tras la gran crisis financiera de 2008, muchos inversores, temerosos de la seguridad de sus ahorros, se refugiaron en depósitos o productos de capital garantizados como forma de preservar y conservar el capital nominal.
Sin embargo, las apariencias engañan ya que la inflación, aunque oficialmente bajo control, erosiona lentamente el valor del dinero. Es decir, mil euros hoy no valen lo mismo dentro de 10 o 20 años, ya que te permitirán comprar menos bienes y servicios.
Este es el costo de mantener el dinero, que tradicionalmente se compensaba con la remuneración de la tasa de interés. Por ejemplo, considerando que los tipos de interés a 10 años en Alemania, que reflejan la política del Banco Central Europeo, siguen siendo negativos, esto significa que los inversores que decidan permanecer en efectivo durante los próximos 10 años perderán de dos formas, la de la remuneración y la de de la inflación.
Básicamente, la estrategia de los bancos centrales es hacer que los ahorradores sean pasivos y con poca tolerancia al riesgo para pagar la crisis.
Quizás aquí comencemos a comprender por qué los mercados están subiendo y que a menudo se considera que estamos en la etapa de una ‘burbuja’, alimentada por los bancos centrales y la búsqueda de alternativas.
La respuesta a la crisis financiera, y ahora a la crisis sanitaria y económico-social, ha sido la implantación de planes de inversión del orden de los miles de millones de euros, es decir, el incremento del dinero en circulación. Pero la alternativa, de no intervenir y no apoyar a los gobiernos en sus planes de inversión, podría resultar bastante perjudicial para la economía.
Así, el dinero acaba fluyendo hacia los mercados financieros, cuyos índices están cada vez más concentrados en grandes empresas con exposición global.
Casi todos los múltiplos de valoraciones de empresas y los propios índices indican que, en general, los mercados son caros, pero, por otro lado, nunca debemos considerar que en la historia hemos tenido una perspectiva de tipos de interés negativos a largo plazo, en Europa, o positivo en Estados Unidos, pero bajo el control de la Reserva Federal.
También hay otro factor estructural para el mantenimiento de este movimiento de los mercados: hay una generación completamente nueva de inversores que, 20 años después de la burbuja de Internet, está accediendo a los mercados a través de la “criptoeconomía”.
Esta década estará marcada por la mayor impresión de dinero en la historia de la humanidad, por la creación de oportunidades e industrias, en una evolución tecnológica sin precedentes en términos de productividad y capacidad de procesamiento de datos.
Podemos considerar que los mercados son caros, pero la innovación y consolidación de las grandes empresas ha asociado una prima de riesgo que los inversores están y estarán dispuestos a pagar.

