• Constantemente nos fijamos en la rentabilidad y en la competencia de terceros en el nuevo entorno digital. Pero, siendo dos retos relevantes para el sector, el verdadero objetivo es seguir mejorando la eficiencia.

La eficiencia es alcanzar el objetivo perseguido utilizando el mínimo de recursos disponibles.

La eficiencia es alcanzar el objetivo perseguido utilizando el mínimo de recursos disponibles. La ratio de eficiencia, como cociente entre gastos e ingresos, estará por tanto determinada por la evolución de estas dos variables, y por la productividad. La mayor eficiencia (menor ratio anterior) permite a los bancos invertir en la transformación digital que le piden los clientes. También supondrá una mejora de la rentabilidad necesaria para garantizar su estabilidad a medio y largo plazo. Pero, sobre todo, ser más eficientes conlleva una mejora constante en la calidad del servicio ofrecido a un cliente cada vez más exigente y concienciado con la sostenibilidad. Eficiencia y eficacia están unidas.

De acuerdo con los datos de la EBA, el nivel de eficiencia de los bancos españoles es mucho mayor que el promedio europeo y especialmente frente a sus competidores de los principales países de la zona euro.

¿Qué determina la ratio de eficiencia? Los expertos lo centran en la generación de ingresos, controlando los gastos y los riesgos asumidos. Los niveles elevados de eficiencia bancaria en España responden por tanto a la mayor predisposición de nuestras entidades a financiar de forma responsable el crecimiento y la prosperidad de familias y empresas, a través de diferentes canales que requieren los clientes y proporcionando servicios de mayor valor añadido.

¿Qué determina la ratio de eficiencia? Los expertos lo centran en la generación de ingresos, controlando los gastos y los riesgos asumidos.

Las fusiones bancarias deben valorarse no tanto para resolver problemas sino para mejorar la eficiencia. La consolidación pendiente del sector en Europa generaría beneficios potenciales en términos de eficiencia y estabilidad, como hemos visto en España donde el proceso de consolidación del sector ha sido más profundo que en el resto de los países.

Las fusiones bancarias deben valorarse no tanto para resolver problemas sino para mejorar la eficiencia.

A nivel europeo la consolidación podría conllevar un ahorro en costes por la eliminación de duplicidades, aunque lo verdaderamente relevante son los beneficios de las economías de escala en un escenario como el actual donde dominan las cuestiones como la digitalización, los costes regulatorios, la captación de capital y la competencia internacional. Las autoridades europeas pueden favorecer estas operaciones finalizando la unión bancaria, con la creación de un fondo común de depósitos y de un fondo de resolución, armonizando la regulación a nivel europeo y con el desarrollo del mercado de capitales.