- El tipo de política que se está practicando, ciega y de corto plazo, tendrá consecuencias para el crecimiento potencial de la economía portuguesa y el atractivo de las empresas de valor añadido.
Otro proceso negociador, folclórico y trágico ha llegado a su fin: la negociación de los Presupuestos del Estado para 2021.
Casi todas las partes presentaron cientos de propuestas, en lo que se puede caracterizar como una auténtica “feria” de negociación. Lo cierto es que cuando un país necesita este tipo de negociaciones, su gestión tiene los días contados.
Uno de los momentos trágicos se produjo con la aprobación de la propuesta que frena la transferencia de 476 millones de euros del Fondo de Resolución al Novo Banco. No se trata de juzgar si esta cantidad se puede gastar en otras áreas o ahorrar, después de todo esto será un presupuesto deficitario. Es la credibilidad del país.
La negociación en torno a este expediente, mezclada con el teatro de diputados elegidos por Madeira, ahora aprobada, ahora infructuosa, debe hacer sonar las señales de alerta a cualquier inversor. ¡Nos encontramos en una navegación a la vista donde nadie estará para asumir consecuencias!
La estabilidad y la confianza son el pilar para atraer inversiones nacionales y extranjeras y para generar riqueza a largo plazo.
La cobertura mediática que se está instalando en la banalización de la aprobación de un instrumento de la política de un país, como es el Presupuesto del Estado (OE), desacredita el documento, los actores políticos y su ejecución. No se puede pedir un compromiso de inversión serio, ni a empresas de jurisdicciones desarrolladas, cuando es probable que los contratos firmados con el Estado cambien o simplemente se cancelen.
Este OE no cumple otra promesa de inversión que se había anunciado en numerosas ocasiones: el nuevo aeropuerto de Lisboa. Envuelto en polémica, y anunciado por el Gobierno y la concesionaria ANA, esto es un ejemplo de la incertidumbre que genera la ausencia de decisiones firmes e irrevocables.
El tipo de política que se está practicando, ciega y de corto plazo, tendrá consecuencias para el crecimiento potencial de la economía portuguesa y la capacidad de atraer empresas de valor añadido, principalmente en el área de servicios e infraestructuras.
Mientras tanto, se creó un grupo de trabajo para impulsar el mercado de capitales portugués, algo a lo que la OE no se refiere. La pérdida de dinamismo en el mercado se fundamenta en la ausencia de incentivos fiscales, la cultura de la transparencia, la protección a los inversionistas y con las señales del gobierno, que al incentivar la nacionalización de las empresas privadas, señala que esta será otra comisión a cumplir. Calendarios y directrices europeos.
El rendimiento al populismo, evidente en la disparidad entre el sector público y el privado, acaba creando un país y dos sociedades.

