GameStop, Game Over
Seguro que muchos de nuestros lectores están al tanto de la saga de GameStop y otros valores en los que había fuertes posiciones cortas. Por si no fuera el caso, les hago un rápido resumen: básicamente, un ejército de dos millones de traders retail que participan en el grupo de Reddit denominado WallStreetBets, liderado por un tal Keith Gill (alias Roaring Kitty y también DeepFuckingValue), se ponen de acuerdo para meter presión alcista en aquellos valores donde los hedge funds tienen elevadas posiciones bajistas y hacerles caer, en una suerte de lucha entre David y Goliat. El grupo logra su objetivo forzando la liquidación de los cortos de los institucionales y llevándose por el camino a los fondos de Melvin Capital y Citron Research. El fenómeno posteriormente se extendió a otros valores como AMC Networks, Gogo o National Beverage, provocando el que podríamos considerar como el primer pump & dump bursátil promovido desde una red social.
Toda esta historia tiene muchas más implicaciones de lo que parece: por un lado, demuestra cada vez mayor poder de las redes sociales (algunos ya las denominan el quinto poder) e impacto en la sociedad y en la economía. Por otro lado, pone en duda la capacidad de los reguladores para poner orden en este tipo de situaciones en las que se manipula artificialmente el valor de una compañía sin que exista un culpable claro (aunque es cierto que han demandado al líder “espiritual” del grupo, Roaring Kitty). Además toda esta historia pone al descubierto la “suciedad” del sector financiero, en el que una entidad tiene permitido lucrarse sin restricciones a costa de las pérdidas de una compañía, mientras que un grupo de minoristas no puede ganar dinero en un mercado que supuestamente libre, en el cual el precio fluctúa en base a la oferta y la demanda.
Porque aquí tenemos un tercer actor que no debemos olvidar: el bróker retail, el cual ante las presiones de la industria cedieron y llegaron a bloquear la posibilidad de comprar acciones, dejando solo liquidar las que ya se tenían adquiridas previamente. Algo impensable en cualquier otro caso (¿se imaginan que un bróker le diga al Banco Santander que no puede seguir comprando más ya que el precio ha subido demasiado?) que demuestra hasta qué punto las reglas del mercado no aplican de la misma manera para todos. Y es que, como un buen día me dijo Cárpatos, ¿quiénes son los dueños de los mercados?
Por último, les lanzo un par de datos que seguramente desconocían y que posiblemente les hagan dudar de lo romántica que parece toda esta historia: ¿sabían que Keith Gill había trabajado en MassMutual y que tenía desde hace años las licencias Series 3, 7 y 24 que le autorizaban a operar para clientes y supervisar a otros traders? Vamos, que Roaring Kitty no era precisamente un “gatito”, sino que sabía muy bien cómo funcionaba la industria.
Y por otro lado, ¿a que no saben quién estaba comprado con varios millones de acciones en GameStop desde septiembre del año pasado? Ni más ni menos que el Dr. Michael Burry, ya saben, el gestor que apostó contra las hipotecas subprime en 2008 y se hizo de oro. ¿Podríamos haber sido testigos de una guerra entre varios gestores, en la que uno de los bandos habría usado millones de peones para provocar un short squeeze? Quizás nunca lo sepamos.
Ya No Es a la Luna, ¡Es a Marte!
¡Las criptodivisas están que se salen! Igual que el Perseverance ha llegado a Marte, parece que la meta del Bitcoin ha pasado a ser el planeta rojo. Y es que el viento no podría soplar mejor para los inversores en criptos por cuanto, a pesar de las advertencias de los Bancos Centrales, los institucionales empiezan a entrar con fuerza en Bitcoin y otros criptoactivos.
Si a esto le sumamos el hecho de que Elon Musk ha invertido 1.500 millones de dólares en Bitcoin a través de Tesla, que el exchange Coinbase saldrá a cotizar a Bolsa este año, y que Visa y Mastercard están abiertas a aceptar Bitcoin como una divisa más en su red, no es de extrañar que la capitalización de las más de 8.500 criptodivisas haya superado el billón de dólares, y que Bitcoin haya marcado nuevos máximos rebasando la marca de los 60.000 dólares.
Este momento dulce tan solo se ha visto empañado por el asunto de Tether que lleva coleando algunos meses desde que el Fiscal General de Nueva York inició una investigación sobre la compañía por ocultar el traspaso de 850 millones de dólares de Tether al exchange Bitfinex, la otra compañía del grupo iFinex, para poder tapar una pérdida. Para los que no lo sepan, Tether es una stablecoin, de tal forma que cada unidad equivale a un dólar estadounidense. La cuestión es que, para que esa relación se mantenga estable y sea creíble, la cantidad de dólares mantenidos por la compañía en sus cuentas debe ser igual a la cantidad de Tethers existentes en el mercado, algo que al parecer no ha sido siempre así, por cuanto en algunos momentos el Tether no tuvo suficientes reservas en dólares para respaldar la cantidad tokens emitidos, motivo por el cual la Fiscalía de Nueva York considera que ha habido engaño a los inversores
Tras finalizar la investigación, el pasado 23 de febrero la Fiscalía, Bitfinex y Tether han alcanzado un acuerdo por el cual se impone una multa de 18,5 millones de dólares a cambio de retirar los cargos, comprometiéndose la compañía a aumentar la transparencia mediante la presentación de informes trimestrales documentando las reservas de dólares de que dispone Tether. Si bien la noticia cayó como una bomba en el mercado, hundiendo más de un 20% las cotizaciones de la mayor parte de criptodivisas, lo cierto es que a medio plazo es una noticia positiva para el sector por cuanto despeja las incertidumbres relacionadas con este caso.
Ya Está Aquí, Ya Llegó: La Tasa Tobin
El pasado 18 de enero entro en vigor el nuevo Impuesto a las Transacciones Financieras, también conocido como tasa Tobin, que grava con un 0,2% las operaciones de compra de acciones emitidas en España por empresas cotizadas con más de 1.000 millones de euros de capitalización. En particular, el listado de empresas afectadas es el siguiente:
Inditex, Iberdrola, Banco Santander, BBVA, Amadeus, Cellnex, Endesa, Aena, Siemens Gamesa, Naturgy, Telefónica, Ferrovial, la filial española de EDP Renovaveis, Grifols, CaixaBank, Repsol, Red Eléctrica, IAG, ACS, Acciona, Enagás, Mapfre, Bankia, Colonial, Bankinter, Fluidra, Merlin Properties, FCC, Grupo Catalana Occidente, Ebro Foods, Viscofan, Zardoya Otis, Vidrala, Solaria Energía y Medio Ambiente, CIE Automotive, Acerinox, Corporación Financiera Alba, Laboratorios Farmacéuticos Rovi, Logista, Gestamp Automoción, Banco Sabadell, Almirall, Euskaltel, NH Hotel Group, PharmaMar, Prosegur, Mediaset, Amrest Holdings, Prosegur Cash, CAF, Meliá Hotels International, Sacyr, Applus Services, Indra, Unicaja y Faes Farma.
En todo caso, debe quedar claro que el impuesto se aplica a las operaciones con acciones en sí, no aplicándose a derivados (futuros, opciones, CFDs) o a operaciones de fondos de inversión.
Por el momento, la mayoría de los brokers han optado por trasladar el impuesto a sus clientes, aunque unos pocos por el momento han optado por no aplicarlo y hacerse cargo del importe.
Si bien podría pensarse que esta medida está destinada a satisfacer el afán recaudatorio del Gobierno actual, lo cierto es que este impuesto no es nada nuevo en Europa, por cuanto ya se lleva aplicando desde hace algunos años en Reino Unido, Francia, Bélgica, Polonia, Finlandia, Irlanda, Italia y Grecia.
Por el momento, no cabe esperar una estampida de inversores huyendo del mercado español, por cuanto la experiencia previa de algunos países parece demostrar que tasas impositivas iguales o inferiores al 0,5% son relativamente bien toleradas por los inversores.
