
Somos muy malos tomando decisiones de inversión. Muy malos. Ya lo hemos hablado. Pero nuestras peores decisiones vienen incluso cuando no queremos decidir, y cedemos esta responsabilidad a otros. Como vimos, los supuestos expertos no ofrecen buenos resultados. De hecho, lo hacen peor cuanto más seguros están. Y esto tiene un riesgo elevado para nuestra cartera. En el estudio “Intuitive Evaluation of Likelihood Judgement Producers: Evidence for a Confidence Heuristic”, Price y Stone demostraron como confiamos en quienes demuestran mayor seguridad, aunque los resultados de estos sean peores que los de otros. Nos dejamos llevar por quienes aparentan que saben, no por los que en realidad saben. Estamos dispuestos a pagar más por este tipo de asesores aunque estén equivocados.
En el estudio “Intuitive Evaluation of Likelihood Judgement Producers: Evidence for a Confidence Heuristic”, Price y Stone demostraron como confiamos en quienes demuestran mayor seguridad
No solo es un error de elección, sino que como veremos sabemos, confiar en quienes aparentemente saben sobre una materia, tiene un efecto directo en nuestra forma de procesar la información. ¿En qué sentido? Le cuento. No solo nos puede hacer confiar en personas que no saben de lo que hablan sino que desconectamos partes de nuestro cerebro que actúan como defensas naturales. Para ver esto se hizo un estudio en el que neurobiólogos registraban mediante una máquina de IRM la actividad cerebral de personas mientras tomaban decisiones en relación a cuestiones de inversión. El interesante estudio en cuestión se titula “Expert Financial Advice Neurobiologically, Offloads, Financial Decision- Making under Risk”. En este estudio se simuló un escenario en el que los sujetos tenían que decidir en un contexto financiero. Durante cada ronda de la prueba los sujetos tenían que elegir entre recibir un pago libre de riesgo o probar suerte en la lotería. No obstante, lo interesante venía cuando en una determinada ronda se les ofrecía el consejo de un supuesto economista experto, que les decía qué opción consideraba mejor. Atención.
El interesante estudio en cuestión se titula “Expert Financial Advice Neurobiologically, Offloads, Financial Decision- Making under Risk”. En este estudio se simuló un escenario en el que los sujetos tenían que decidir en un contexto financiero.
Los resultados del estudio demostraron que cuando los supuestos expertos hablaban, las personas, que estaban siendo analizabas, experimentaban una disminución de la actividad del cerebro en zonas relacionadas con la evaluación y valoración de probabilidades. O lo que es lo mismo, el consejo de estos supuestos expertos hizo que el cerebro desconectase algunos de los procesos fundamentarles para poder tomar decisiones relacionadas con finanzas.
Cuando los supuestos expertos hablaban, las personas, que estaban siendo analizabas, experimentaban una disminución de la actividad del cerebro en zonas relacionadas con la evaluación y valoración de probabilidades
Un solo consejo, desactiva todo este proceso y simplemente nos hace repetir lo que otros dicen. Pero sepa algo. El consejo que se daba a los participantes ni mucho menos era el mejor. Los participantes habrían obtenido mejores resultados si hubieran tomando sus decisiones, decidiendo por sí mismos. Recuerde, cuando escuche a alguien que considere un experto, tenderá a repetir lo que este dice. Y no será positivo para usted, será probablemente negativo. Usted puede pensar que toma sus propias decisiones, pero si suele escuchar a estos supuestos expertos, ya hemos visto que seguramente repite lo que otros dicen. Bruce Lee decía que somos agua. Pero en realidad somos esponjas. ¿Qué quiere decir esto? Que sí se moja usted en vinagre no piense que absorberá agua. Cuidado con el vinagre en forma de expertos.
Bruce Lee decía que somos agua. Pero en realidad somos esponjas. ¿Qué quiere decir esto? Que sí se moja usted en vinagre no piense que absorberá agua.

